jueves, 25 de marzo de 2010
miércoles, 24 de marzo de 2010
miércoles, 17 de marzo de 2010
HISTORIA DEL BICENTENARIO
Desde finales del año 1808, un grupo de quiteños se juntaba para discutir sobre sus ideales de libertad. El 25 de diciembre de ese año se reunieron en la hacienda “El Obraje” del valle de Los Chillos, propiedad del Marqués de Selva Alegre, don Juan Pío Montúfar, en la denominada “Conspiración de Navidad”.
La conspiración crecía a principios de 1809, pero fue descubierta por el Gobierno y los principales involucrados fueron apresados en marzo. Sin embargo, pronto fueron liberados por no tener pruebas en su contra, y la conspiración volvió a organizarse. El martes 7 de agosto de 1809, convocados por Juan de Dios Morales, se reunieron en casa de Don Francisco Javier Ascázubi, ubicada en el barrio de San Marcos, y redactaron un Acta de Revolución. Al día siguiente se reunieron nuevamente para resolver el golpe que darían el 9 de agosto, pero al no haber la concurrencia necesaria, deciden organizar una supuesta reunión social la noche siguiente en casa de Manuela Cañizares, quien arrendaba una sección en la casa parroquial de El Sagrario. En esta reunión se redacta la versión final del Acta de la Revolución, se asignan responsabilidades a los patriotas y queda constituida la Junta Suprema de Gobierno, cuyo presidente fue designado Juan Pío Montúfar, Marqués de Selva Alegre. Entre los miembros de dicha Junta destacan el obispo José Cuero y Caicedo y los tres Secretarios de Estado: los doctores Morales y Quiroga y don Juan Larrea.
En la mañana del 10 de agosto de 1809, el Dr. Antonio Ante se presenta en la residencia del Conde Ruiz de Castilla para presentar el acta redactada por la Junta Soberana, la cual expresaba que la Junta Soberana toma bajo su control el territorio de la Audiencia de Quito, así como los de Guayaquil, Popayán, Pasto, Barbacoas y Panamá, que hasta ese momento dependían del Virreinato de Lima y Santa Fé.
HISTORIA DEL BICENTENARIO
Entendemos el período denominado la Independencia como un tiempo fuerte, especialmente para la producción y la búsqueda de sentidos. Las referencias más frecuentes nos remiten colegios, prensa, Expedición Botánica, Biblioteca Real, Comuneros, Misiones, Reformas, tertulias, viajes, chicherías, viruelas, cabildos, juntas y conspiraciones. De ello nos quedan reales cédulas y decretos, periódicos, libelos y pasquines, pinturas, sermones, relaciones y memoriales, diarios, manuales, proyectos, mapas, discursos, juicios, proclamas, constituciones y actas. En el período emergen multitud de discursos desde distintas ciudades y pueblos, las palabras adquieren nuevos significados, se proponen nuevas legitimidades e identidades de sujetos y grupos, se rediseña el mapa de lealtades sociales, políticas y religiosas, y las tensiones cotidianas se hacen más visibles aun al interior de las familias. Hay cambios en las formas en que sesiente, se vive y se dice lo público y el orden social. Es un tiempo de invención de sujetos políticos y de sociabilidades, de nuevos medios como la prensa, y de la instauración de muchos nuevos lugares desde donde se interviene en la palestra política. Pero sobre todo un tiempo de muchas palabras y de incremento de la escritura y la lectura. Por eso hacemos del Bicentenario una ocasión para poner a disposición de diferentes públicos lectores, un repertorio de textos e imágenes, relacionados de maneras distintas con los procesos de la independencia. Exponemos los documentos no porque creamos que ellos contengan la verdad ni lo que “realmente pasó”, sino porque son los registros contemporáneos a los que tenemos acceso. Esperamos que su lectura y análisis contribuyan a proponer nuevas preguntas por parte de distintos públicos lectores, a entender mejor la diversidad de procesos del período, sus sentidos y significados y a elaborar historias múltiples, desde distintos puntos de vista, espacios y sujetos que quizás puedan contribuir a articular una representación de nuestro pasado para el presente.
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